Modelos mentales que crean prejuicios inconscientes

 

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EL CEREBRO EMOCIONAL Parte III: Los procesos cerebrales de la emoción

Emociones

En los artículos anteriores te hablé acerca de qué eran las emociones, la diferencia entre emociones y sentimientos y cómo podíamos clasificarlas, pero sin profundizar demasiado en los procesos cerebrales físicos y biológicos que se suceden cuando se genera una emoción.

La psicología y las ciencias en general transforman las observaciones cotidianas en hechos comprobables a través de los experimentos aplicando el método científico que, como sabes, sigue la siguiente secuencia:

  1. Observación
  2. Investigación
  3. Formulación de hipótesis
  4. Demostración o refutación (Experimentación y mediciones que validen la hipótesis)
  5. Elaboración de la tesis

Si los experimentos arrojan los mismos resultados sin ser afectados por las diferentes variables que pueden influir en los mismos, es decir, que siguen el principio de reproducibilidad, se puede concluir que la hipótesis es válida y si no es así, la hipótesis se reformula o se desecha.

De esta forma, la psicología clásica observa los comportamientos humanos y analiza cómo y en qué circunstancias se producen y cuáles son sus motivaciones. Estudia a distintos sujetos, y si ve que ante estímulos similares se producen comportamientos similares, saca sus conclusiones.

Sin embargo, como en el comportamiento humano existe una cantidad infinita de variables que lo influyen, en muchos casos, las observaciones causa-efecto no son suficientes para determinar su validez. Por esta razón, en este post vamos a estudiar las emociones como funciones biológicas del sistema nervioso y no sólo como estados psicológicos independientes de los mecanismos cerebrales.

joseph_ledoux

Joseph LeDoux

Y para hablarte de la biología y la fisiología de las emociones voy a recurrir a uno de los mayores investigadores en este campo en la actualidad, que es el neurocientífico americano Joseph LeDoux, quien en su libro “El Cerebro Emocional” explica en detalle la investigación que le ocupó una gran parte de su vida.

El interés de LeDoux por las emociones surgió a mediados de los setenta, cuando hacía su tesis doctoral con Mike Gazzaniga, estudiando a pacientes con los hemisferios cerebrales divididos.

Para esa época, las emociones habían sido objeto de estudio para diversos investigadores, pero no gozaba de un interés generalizado para la comunidad científica.

Uno de ellos fue William James, el padre de la psicología americana, quien a finales del siglo XIX se atrevió a cuestionar:

¿lloramos porque estamos tristes o estamos tristes porque lloramos?”

¿Por qué crees que James planteó esta pregunta hace más de cien años atrás?

William James había observado que todas las emociones tienen una manifestación física en el organismo, hoy sabemos que estas respuestas son generadas por la activación de de dos mecanismos principales:

  • El SNA (sistema nervioso autónomo), que como consecuencia de la generación de hormonas y neurotransmisores específicos, afecta a nuestra respiración, circulación de la sangre y otra serie de respuestas biológicas.
  • Las conductas instintivas, propias de cada especie, que producen respuestas, como pueden ser: el llanto, el ataque, la huida, etc.

Estas respuestas se producen como reacción al estímulo emocional mucho antes de que seamos, incluso, conscientes de la propia emoción que estamos sintiendo. Por esta razón, la pregunta de James tenía mucho sentido.

Como recordarás, en el primer artículo de la serie sobre el cerebro emocional, El Cerebro Emocional: Parte I, definimos la diferencia entre emoción y sentimiento, diciendo que la emoción era la respuesta biológica ante un estímulo significativo para nuestra supervivencia y el sentimiento era la interpretación consciente de dicha emoción. En ese mismo post ya te mencioné a Joseph LeDoux y lo que él denominaba el camino corto y el camino largo de los estímulos. Pues, en este post te voy a contar como desarrolló su teoría.

Importante: Antes de leer el desarrollo del experimento, te anticipo que puede ser algo complicado de entender a la primera lectura, por eso te animo a leerlo con detenimiento las veces que sea necesario para comprenderlo, ya que su comprensión te resultará fascinante. Y, si así y todo tienes dudas, puedes plantearlas en la sección de comentarios del artículo y te aclararé todo aquello que esté en mi mano hacerlo.

Para profundizar en el conocimiento de cómo funcionan las emociones, el desafío de LeDoux consistió en estudiar el circuito cerebral que recorre un estímulo emocional desde que es percibido hasta el momento en que somos conscientes de lo que estamos sintiendo y su secuencia.

Para ello eligió estudiar una emoción en particular que fue el miedo.

¿Por qué eligió el miedo?

Porque el miedo es una emoción que se expresa de forma muy similar tanto en el hombre como en muchos otros animales y por lo tanto se podía estudiar biológicamente con prácticas que no era posible realizar en seres humanos.

La Investigación

LeDoux comenzó su experimento creando un estímulo condicionado, mediante asociar un sonido a una pequeña descarga eléctrica que aplicaría a una rata, por lo que, cuando la rata oyera el sonido, al haber aprendido que seguidamente recibiría una descarga, experimentaría respuestas asociadas al miedo antes de recibirla. Mientras tanto, monitorizaría la presión sanguínea de la rata y observaría su comportamiento.

De acuerdo con el conocimiento existente, LeDoux sabía que el circuito que recorrería el estímulo comenzaría en el oído, pasaría por el tálamo y terminaría en la corteza auditiva y, asimismo, sabía también que la amígdala estaba involucrada en la respuesta emocional porque ya se había demostrado que una lesión en la amígdala inhibía la respuesta del miedo.

Por lo tanto, su objetivo era descubrir: Cómo era ese camino, qué secuencia seguiría y, en especial, en qué momento de ese recorrido se producía la respuesta emocional.

Para comprobar si la respuesta al miedo se producía solo después de que el estímulo llegara al neocortex, LeDoux cortó el paso de información en la última vía que lleva a la corteza auditiva y, para su asombro, observó que esta lesión no interrumpió las respuestas de inmovilidad y de aumento de la presión sanguínea, respuestas asociadas al miedo en la rata: Por lo que, pudo comprobar que las respuestas del miedo se manifestaban antes de que la rata percibiera el sonido de forma consciente.

El segundo paso, fue lesionar el eslabón anterior al tálamo auditivo. En este caso, la lesión sí interrumpió las respuestas al miedo, por lo que el tálamo sí estaba involucrado en la respuesta emocional. Pero, si la corteza no era determinante en las respuestas del miedo, una vez que la información del estímulo se integraba en el tálamo, ¿hacia dónde se dirigía para provocar la respuesta?

En aquella época, las técnicas de neuroimagen todavía no estaban desarrolladas como las conocemos hoy día, por lo que, para descubrirlo, decidió utilizar una técnica que permite localizar las vías cerebrales mediante inyectar en los cuerpos celulares una sustancia, llamada sustancia de rastreo, que es transportada a través del axón y traspasada a otras neuronas, mediante los nuerotransmisores, durante la sinapsis. La sustancia de rastreo que utilizó fue la peroxidasa de rábano, una sustancia que reacciona con un aditivo tiñendo su rastró con motas de color naranja visibles al microscopio.

Mediante esta técnica, además de la proyección hacia la corteza auditiva, LeDoux descubrió que la información se proyectaba en paralelo hacia otras cuatro zonas subcorticales (por debajo de la corteza cerebral) teñidas por las vías que procedían del tálamo. Para continuar su investigación, procedió a cortar estas vías, una a una, y descubrió que una sola de ellas interrumpía las respuestas del miedo y esa era la que se dirigía al núcleo amigdalino. Por lo tanto, volvió a estudiar el rastro de la peroxidasa en las vías que salen del núcleo amigdalino, descubriendo que del núcleo amigdalino salían señales hacia las siguientes zonas cerebrales:

  • SGC: La sustancia gris central o periacueductal: donde se provoca la conducta de parálisis
  • HL: El hipotálamo lateral: que produce el aumento de la presión sanguínea
  • HPV: El hipotálamo paraventricular que da la orden a las glándulas suprarrenales para generar hormonas del estrés (especialmente cortisol)
  • RPC: El retículo-pontis caudalis, donde se producen los reflejos de alarma como la dilatación de las pupilas y la apertura mayor de los ojos.

Este descubrimiento era fascinante porque no sólo sugería que existían, al menos dos caminos por donde circulaba la información del estímulo, sino que, además, tanto las respuestas emocionales como el aprendizaje emocional no dependían de mecanismos cerebrales superiores como el razonamiento y la consciencia, sino que se encuentran por debajo de estos.

De esta forma, comprobó que la información desde el tálamo se distribuía en distintas direcciones, una de ellas era hacia la corteza auditiva a la que llamó el camino largo porque la información tardaba más en llegar a la corteza cerebral que lo que tardaba en llegar a los centros de evaluación emocionales, en este caso la amígdala, por lo que, a esta última vía la denominó el camino corto.

El Camino Corto y El Camino Largo

Ahora, la pregunta que surgía era, si la respuesta emocional se producía sin la intervención de la corteza, ¿qué papel desempeñaba la cognición en el proceso emocional, si acaso desempeñaba alguno?

La investigación continuó y en experimentos posteriores se sometió a animales, en lugar de a una, a dos señales acústicas prácticamente iguales, pero una sola de ellas asociada a una descarga eléctrica. En condiciones normales, los animales, con el tiempo, eran capaces de distinguir la señal que sí representaba un estímulo condicionado con respuestas de miedo y la que no, produciendo respuestas de miedo solo ante la señal que conllevaba la descarga eléctrica. Sin embargo, si se les cortaba el paso de información a la corteza, como el primer paso que LeDoux había hecho con el primer experimento, dejaban de discriminar entre ambas señales y ambas volvían a producir respuestas de miedo.

Esto sucede así porque, al parecer, la información que se envía directamente desde el tálamo a la amígdala, aunque viaja a una mayor velocidad, es más tosca y por lo tanto la amígdala, por esta vía, no es capaz de discriminar diferencias entre los estímulos si son muy similares. LeDoux lo ejemplifica diciendo que a través de las proyecciones talámicas, los Beatles y los Rolling sonarían igual para el núcleo amigdalino, mientras que la información que pasa por la corteza, y es procesada por ésta, es más elaborada y por lo tanto, el núcleo amigdalino es capaz de discriminarla con mayor precisión.

Al parecer, una vez que la información del estímulo llega al área cortical por el camino largo, es procesada por la corteza y se dirige hacia la amígdala, pero esta información, a diferencia de la del camino corto, no predispone a la generación de respuestas emocionales sino a evitar respuestas inadecuadas y, de esa forma, a modular la respuesta emocional.

Siendo la modulación de las respuestas emocionales, otra de las competencias de la Inteligencia Emocional, en el próximo post hablaremos de los distintos tipos de talentos o inteligencias y especialmente de la IE, la Inteligencia Emocional.

Fuente: El Cerebro Emocional – 1999 Joseph LeDOux

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Impulsando la innovación a través de las personas

The Talent Booster Workshop  – Altran Innovation & Design World Class Center

La creatividad es un don que todos los seres humanos tenemos gracias a nuestra maravillosa habilidad innata para imaginar, y este potencial se encuentra latente en cada rincón de la sociedad.

Innsite creando soluciones

Te imaginas una empresa donde cada persona aportara todo su potencial creativo,  preguntándose, sin importar cuál sea su puesto o su función: ¿Cómo puedo mejorar este proceso? o ¿qué podría hacer para realizarlo con menos recursos y aportar más valor?

 

Esa organización no tendría competencia,  porque su valor diferencial estaría  en las personas, y ese valor, a diferencia de un producto o servicio, es único y propio de esa organización y, por lo tanto, imposible de copiar.

Está claro que en las organizaciones son las personas las que aportan las ideas, pero es a las organizaciones a quienes les corresponde crear el clima adecuado para que esas ideas fluyan y lleguen a buen fin. A este clima es a lo que llamamos cultura de innovación y cuando la cultura de innovación consigue alcanzar el punto de “masa crítica” en una organización, pasa a formar parte del ADN de la misma.

Sobre este tema trató el taller The Talent Booster que se impartió el pasado 25 de abril en el Centro de Innovación de Altran y al que tuve la oportunidad de asistir.

Las instalaciones de Altran en Madrid están compuestas por tres edificios aledaños, uno de ellos, de unos 1.500 metros cuadrados, al que llaman Innsite (por la conjunción de las palbras Innovation & Site), está completamente diseñado y dedicado para estimular la creatividad y convertirla en valor. En él trabajan más de 30 personas, investigando, creando y diseñando soluciones para sus clientes y para ellos mismos.

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Pincha en la imagen para realizar una visita 360º a Innsite

 

Antes de empezar el taller, nos invitaron a hacer un recorrido por el edificio, nos contaron que la gran mayoría de las personas que trabajan allí no tienen una mesa fija, que cada una tiene una taquilla donde guarda su material de trabajo y van cambiando de sitio, de manera que “el cambio” es algo natural en su día a día, estimulando, así, a su cerebro a ver cada día el entorno desde otra perspectiva. En las paredes había dibujos de diagramas, ensayos y una gran cantidad de post-it pegados, uno al lado del otro, donde se podían leer ideas sobre las que estaban trabajando, que al poder despegarse y volverse a pegar, posibilita que puedan ser organizadas fácilmente para ordenarlas y convertirlas en valor.

Inssite paredes

Innsite: un sitio diseñado para estimular la creatividad

Cristóbal Perán

Crirtóbal Perán (MD de Altran ID)

El taller lo facilitó Cristóbal Perán, Managing Director de Altran Innovation & Design, y  giró en torno la responsabilidad que tienen las organizaciones de crear el clima adecuado que impulse y estimule la creatividad de sus empleados, que inhiba el miedo al error y que posponga el juicio prematuro ante las nuevas ideas. De hecho, apostilló “si todas las ideas que se aportan tienen sentido, tenemos un problema, la creatividad no tiene que ver con la lógica”

Esta afirmación concuerda con las investigaciones en materia de neurociencias que afirman que el cerebro tiende a automatizar los procesos mentales, creando bloques de información a los que se pueda acceder fácilmente, de forma que cuando nos enfrentamos a una situación y la resolvemos con éxito, la próxima vez que nos encontremos ante una situación similar podamos resolverla rápidamente y con el mínimo consumo de energía posible, de forma similar a cómo la resolvimos anteriormente. Cuántas más veces resolvemos una situación de la misma manera, más aumenta la rigidez de las estructuras de esos bloques de información, o modelos mentales, que utilizamos una y otra vez sin siquiera cuestionarnos su validez.

Por esta razón, para poder crear soluciones innovadoras, es necesario utilizar técnicas y comportamientos que nos ayuden a romper con los modelos establecidos.

 

 

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EL CEREBRO EMOCIONAL Parte II: Las Emociones Primarias

Ante la pregunta: ¿Cómo te sientes? Cuántas veces has contestado algo más allá de “bien” o “mal”. Es que, muy rara vez contestamos con una emoción concreta, esto se debe a que normalmente no reparamos específicamente en lo que realmente sentimos.

Pero, ¿crees que es realmente importante identificar nuestras emociones?

Daniel Goleman define la inteligencia emocional como la capacidad de controlar los impulsos y de regular nuestros estados de ánimo, y que para lograrlo es fundamental  identificar nuestras emociones de forma rápida y certera. Goleman comienza su libro, Inteligencia Emocional, citando a Aristóteles en su Ética a Nicómaco, diciendo:

“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto y en el momento oportuno…eso realmente no resulta tan sencillo”

Por esta razón, en este post te voy a hablar más en profundidad de las propias emociones y cómo se clasifican.

Auriga dirigiendo una cuadriga

Auriga conduciendo una cuadriga

El estudio de las emociones y la separación de emoción y razón es algo que ya se conocía en la antigua Grecia. Platón decía que las pasiones nos impiden pensar, y   para explicarlo decía que las emociones eran como caballos descarriados cuyas riendas debía controlar la razón, personificada en el auriga (conductor de los carros tirados por caballos en la época)

Charles Darwin también manifestó un intenso interés por el estudio de las emociones y especialmente por la expresión facial de las mismas. Darwin creía que formaban parte del lenguaje no verbal, y que mediante ellas los seres humanos y otros animales superiores enseñaban sus estados emocionales a otros, animándoles a acercarse o alejarse dependiendo de cuál fuera ese estado, sugiriendo que la expresión de las respuestas emocionales eran innatas y no adquiridas por la cultura o el aprendizaje.

Expresiones faciales de emociones primarias

Expresiones faciales de emociones primarias en individuos de una tribu de Papúa (Nueva Guinea) que no habían tenido nunca contacto con la civilización occidental

Esta teoría fue demostrada a mediados del siglo XX por las investigaciones de Paul Ekman, que quizá conozcas por la serie de televisión “Miénteme”, quien realizó un estudio sobre la expresión de las emociones en las diferentes culturas. Su investigación consistió en estudiar a 23 pueblos o culturas diferentes, de las cuales, dos de ellas nunca habían tenido contacto con el mundo civilizado. Como parte del experimento, Ekman enseño a individuos de una tribu aislada de Papúa, Nueva Guinea, fotografías de rostros de personas occidentales expresando diferentes emociones como ira, miedo, alegría o tristeza y las mismas fueron reconocidas sin mayor problema por los mismos. Asimismo, fotografió a sujetos de esa tribu reaccionando ante historias planteadas específicamente para provocar expresiones faciales de distintas emociones, como por ejemplo la reacción ante la muerte de un hijo, el reencuentro con un buen amigo o estar a punto de pelear y estas también eran reconocidas fácilmente por individuos occidentales.

Clasificación de las Emociones

Los seres humanos tenemos 80 diferentes músculos en la cara con los que podemos generar 700.000 expresiones faciales diferentes.

Por esta razón y con el fin de facilitar la identificación de las diferentes emociones y el estudio de las mismas, diversos investigadores han intentado identificar qué emociones podemos considerar como emociones primarias, es decir, puras, innatas y que se generan como reacción a estímulos similares en todas las culturas sin importar el entorno, diferenciándolas así  de las emociones secundarias que podrían definirse como la combinación de diferentes emociones primarias o cuya aparición podría verse condicionada por el entorno, la cultura o las relaciones sociales.

Especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX se han desarrollado diversas teorías de identificación de las emociones que podríamos considerar primarias. Sin embargo hasta el día de hoy no existe un acuerdo y cada teórico propone las suyas. Pero para resumir te voy a hablar de las que en la actualidad son más aceptadas

La primera es la del psicólogo estadounidense Robert Plutchik que presentó su teoría conocida como La Rueda de las Emociones. En la misma definió ocho emociones primarias que ubicó en una rueda en forma de círculo cromático donde cada emoción básica podía dividirse en varias versiones dependiendo de su intensidad, por ejemplo: enfado, ira y furia serían tres versiones de la misma emoción, la ira. En la misma rueda definió además otra serie de emociones secundarias o avanzadas formadas por combinaciones de las emociones primarias, normalmente adyacentes en su rueda, por ejemplo, Plutchik define el desprecio como una combinación de aversión e ira.

Rueda de las emociones de Plutchik y las 8 emociones primarias

Rueda de las Emociones de Plutchik y las 8 emociones primarias

Pero la más aceptada de las clasificaciones de emociones primarias es la que realizó Paul Ekman en 1971, donde reduce las emociones primarias a seis, basándose en su investigación sobre las emociones universales y estas son:

  1. Expresiones occidentales EkmanIra
  2. Aversión
  3. Miedo
  4. Alegría
  5. Tristeza
  6. Sorpresa

Estas emociones tienen la condición de ser puramente innatas, y las compartimos con otras especies animales, especialmente con las superiores. El resto de emociones, por supuesto, tienen un origen genético pero con un componente cultural o social (memético)

Por ejemplo: la vergüenza, la envidia, la culpabilidad o la timidez son emociones con un marcado carácter social.

Para conocer un poco mejor a Paul Ekman, te animo a ver la siguiente entrevista que le realizó Eduard Punset en 2005:

Pero quizás, después de haber leído el post te hayas preguntado:

¿por qué no has hablado del amor?

¿No es acaso la emoción más importante y característica de la grandeza del ser humano?

Te diré que de los más de 20 autores sobre los que he leído acerca de la clasificación de las emociones, sólo cuatro de ellos mencionaban el amor entre las emociones primarias, y es que si somos estrictos, y desde el punto de vista evolutivo, el amor puede considerarse una emoción  secundaria por ser, como dice Plutchik, una combinación de alegría, aprobación y confianza, o por ser considerado como una emoción con un claro componente social.

Sin embargo, por ser el amor, quizá la más grande de las emociones que, como humanos, podamos sentir, particularmente creo que el amor debería incluirse dentro de las emociones primarias.

Los griegos tenían cuatro palabras distintas para definir el amor:

Eros: que define un amor carnal y efímero

Storgé: que define el amor fraternal una clase de amor más comprometido y duradero que sentimos por familia y amigos

Philia: que define el amor por los demás que promueve el bien común con el resto de los congéneres con quienes compartimos un entorno social

Ágape: que define un tipo de amor superlativo que ni siquiera tiene porque implicar a otro ser, es un amor que no tiene porqué ser correspondido

Quizá esta cuarta definición de amor, el Ágape, sea la más primaria y pura de las emociones…

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EL CEREBRO EMOCIONAL Parte I: Emociones y Sentimientos

Emociones niñosA lo largo de los próximos posts te voy a hablar de una función cerebral que podríamos decir que es la clave principal para poder entender tu propio comportamiento y el de las personas que te rodean, me estoy refiriendo a las emociones.

Como recordarás, en su teoría del cerebro triuno, Paul Mac Lean, identificaba un cerebro emocional que compartimos con la mayoría de los mamíferos. Esta parte del cerebro es la que se encarga de la generación de nuestras emociones y se compone principalmente de las siguientes áreas:

El cerebro emocional

El Cerebro Emocional

  1. El tálamo (integrador de la información)
  2. La amígdala (emociones)
  3. El hipotálamo
  4. Los bulbos olfatorios
  5. La región septal
  6. Hipocampo (memoria)
  7. El núcleo accumbens (recompensas)

Seguramente, cuando hablas de emociones, piensas en emociones positivas y emociones negativas o dañinas, sin embargo, en realidad no existen emociones buenas ni emociones malas. Para poder entender esto, vamos a conocer el proceso cerebral que desencadena la aparición de una emoción y analizar cada parte de ese proceso por separado. Para empezar vamos a diferenciar y definir qué son las emociones y qué son los sentimientos:

Las Emociones

Emoción es una palabra que viene del latín “emotio” y significa impulso o movimiento para la acción.  Una emoción no es más que una reacción química de nuestro cerebro que nos mueve a actuar con la única finalidad de garantizar nuestra supervivencia.

SARA
Sistema Activador Reticular Ascendente (SARA)

Una vez que percibimos un estímulo del mundo exterior, la información pasa por un primer filtro que se encuentra en la parte superior del tronco encefálico y que actúa mediante un grupo de núcleos llamado SARA (Sistema Activador Reticular Ascendente). Este filtro evalúa si el estímulo percibido en el entorno que nos rodea puede constituir un peligro o una recompensa para nuestra supervivencia y especialmente si el estímulo es desconocido, ya que para nuestro cerebro lo desconocido siempre puede constituir un peligro y, por lo tanto, debe ser evaluado y registrado en nuestros bancos de memoria. Todo aquello que el SARA considera intrascendente es básicamente desestimado y filtrado para no sobrecargar nuestro cerebro con información irrelevante. Si la información es relevante y pasa este primer filtro, se dirige hacia el tálamo. En el tálamo es donde se integran los estímulos percibidos por los distintos sentidos,  una vez integrada, según las investigaciones de Joseph LeDoux, la información se bifurca en dos vías, la primera vía que es más corta y rápida se dirige hacia nuestro sistema amigdalino,  lo que LeDoux denominó el camino corto y por otro lado hacia el neocortex, lo que denominó el camino largo. Por el camino corto la información se dirige hacia nuestro sistema límbico, donde la amígdala, centro de nuestra memoria emocional, reconoce y evalúa el estímulo como: peligroso, beneficioso o intrascendente. Esta segunda evaluación está relacionada con lo que llamamos fuerzas placer-dolor, es decir, si el estímulo puede producirnos placer o satisfacer una necesidad y por lo tanto es beneficioso para nuestra supervivencia o, por el contrario, si puede producirnos dolor y por lo tanto es perjudicial para la misma. El banco de memoria amigdalino registra todos los estímulos recibidos y, junto a nuestra memoria genética de preservación, los evalúa como placer o dolor, los relaciona con una emoción y los guarda para saber cómo actuar en el futuro de forma inmediata ante estímulos similares. Este banco de memoria es básico y sólo responde de las siguientes maneras:

Conducta de acercamiento

Conducta de acercamiento generada por una emoción

Si interpreta que el estímulo nos puede aportar una recompensa (placer) deja que la información se dirija al núcleo accumbens, conocido como el centro de anticipación de recompensas, donde generará emociones que provocarán conductas de acercamiento, especialmente con la liberación de un neurotransmisor llamado dopamina que nos generará un deseo irrefrenable de conseguir dicha recompensa.

«La emoción es un sistema de defensa del organismo para garantizar nuestra supervivencia»

Conducta de alejamiento

Conducta de alejamiento generada por una emoción

Por otra parte, si reconoce o interpreta el estímulo como peligroso (dolor), generará emociones que nos provocarán conductas de alejamiento, con sólo dos respuestas posibles: ataque o huida (la parálisis la consideramos como otra forma de huida). En este caso se activa el hipotálamo, quien se encarga de preparar al cuerpo para el ataque o la huida, regulando nuestro ritmo cardíaco, tensión arterial y provocando que la sangre se concentre en los distintos músculos que nos permitirán correr o luchar. Como puedes ver, hasta aquí la emoción es un sistema de defensa del organismo para garantizar nuestra supervivencia, donde se generan reacciones químicas que nos mueven a actuar de forma  inmediata e inconsciente en un sentido o en otro, dependiendo de si se trata de un estímulo que puede generarnos placer o dolor.

serpiente camuflada

Reconocemos rápidamente el peligro aunque esté camuflado

Por supuesto, nuestro cerebro está preparado para reconocer de forma más rápida y eficaz estímulos que puedan causar dolor, ya que para nuestra supervivencia es más importante reconocer un posible peligro que una posible recompensa, por eso si vamos por el campo y vemos algo que se parece a una serpiente, pegaremos un salto hacia atrás, aunque luego se trate de una simple rama de arbusto, y en ese momento obviaremos cualquier otro estímulo que nos pueda suponer una recompensa como pueda ser una flor, un fruto o una moneda.

Por esta razón es que te decía que, en principio, no hay emociones buenas ni malas, sino que todas las emociones son buenas para garantizar nuestra supervivencia. Entonces, ¿por qué oímos con frecuencia hablar de emociones positivas y emociones negativas? Bueno, es que generalmente se suele asociar a las emociones relacionadas con conductas de alejamiento con emociones negativas y a las relacionadas con conductas de acercamiento  con emociones positivas. Ahora, tú me dirás: “Yo tengo emociones que me hacen daño y otras que me hacen sentir bien”, eso es verdad, y eso pasa porque las emociones deberían durar un corto período de tiempo, el suficiente para poner en funcionamiento nuestro cuerpo para actuar y además deberían tener una intensidad proporcional al estímulo que las genera. Pero eso no siempre es así y en ocasiones las emociones se mantienen activas más tiempo del que debieran, o su intensidad es desproporcionada, y es en estos dos casos cuando se convierten en dañinas para nuestra mente y nuestro organismo, porque están generando hormonas y neurotransmisores que ya no necesitamos. En ambas situaciones las emociones se convierten en perjudiciales, tanto si son de las consideradas positivas como las consideradas negativas, aunque es verdad que las consideradas negativas, como el miedo, la tristeza o la ira producen efectos dañinos mucho antes que las positivas. Por otra parte, coincidirás conmigo que de forma controlada y en su justa medida, incluso emociones como el miedo pueden sernos gratificantes, como por ejemplo cuando vemos una película, en ese caso, a la mayoría de nosotros nos es agradable experimentar ciertas dosis de miedo.

Los sentimientos

Pero bien, sigamos con el recorrido de la información por nuestro cerebro. Dijimos que una vez pasa por el SARA la información se dirige al tálamo, lugar donde se integran los datos que nos llegan a través de los distintos sentidos (excepto los olores que se dirigen directamente al bulbo olfativo). Allí la información se bifurca por dos vías, la primera es el camino corto que ya hemos visto y que la dirige hacia el sistema límbico. La segunda vía dirige la misma información hacia el neocortex, a este recorrido Joseph LeDoux lo denominó el camino largo. Por este camino, la información recogida por nuestros sentidos tarda en llegar al neocortex unos 375 milisegundos, es decir, tres veces más que lo que la misma información ha tardado en llegar a la amígdala. Por esta razón, nuestras reacciones emocionales, al ser mucho más rápidas e inconscientes, son muy difíciles de controlar. Una vez pasados esos 375 milisegundos, la información llega por fin a la parte más evolucionada de nuestro cerebro, al cortex cerebral. Allí la información es evaluada de forma racional, pero no olvides que nuestro sistema amigdalino ya se ha disparado 375 milisegundos antes, generando una serie de neurotransmisores que contaminan nuestro cerebro, y por tanto, a la información que llega por el camino largo a nuestro neocortex. Por esta razón, muchas veces no nos es posible analizar la información, ni la emoción que la acompaña, de una forma puramente objetiva. Seguramente, más de una vez te ha pasado, que aun cuando te das cuenta de que algo que te ha asustado no es peligroso, sigues sintiendo pavor y no sabes por qué. O cuando has visto en un escAreas encargadas de identificar y Controlar las Emocionesaparate algo que te ha gustado mucho, realizas una compra irreflexiva aunque no lo necesites o su precio sea desproporcionado. En ambos casos la información que llega a tu neocortex viene contaminada y no es posible evaluarla correctamente. En el caso de las emociones, la identificación, el control y gestión de las mismas se llevan a cabo en los LPF (Lóbulos Pre-Frontales). En principio la zona ventro-medial es la que se encarga de identificar la emoción y, una vez identificada, la zona órbito-frontal es la que se encarga de controlar y gestionar la emoción correctamente.

Lesión provocada por un accidente a Phineas Gage

Lesión provocada por un accidente a Phineas Gage

Recuerdas a Phineas Gage, el capataz de la compañía del ferrocarril que mencionamos en el primer post, a quien un accidente dañó estas zonas de los lóbulos pre-frontales.  Esto provocó al pobre Gage una disfunción en la identificación de sus propias emociones, de manera que no era capaz de gestionarlas y controlarlas correctamente, lo que le provocó severos trastornos en su comportamiento. Es en este momento, en el que se identifican las emociones es cuando surgen lo que llamamos sentimientos, es decir, la interpretación que hacemos conscientemente de la emoción, y es en este momento cuando podemos darle un nombre.

Por lo tanto, los sentimientos son la interpretación consciente de nuestras emociones, o dicho de otra manera, la forma en que percibimos subjetivamente nuestras emociones. Por supuesto, esto no es una tarea sencilla. Como te comenté antes, la información viene contaminada y muchas veces nos es muy difícil, no sólo analizar de forma objetiva la información, sino identificar correctamente la emoción que la acompaña.

Por eso, en ocasiones no identificamos correctamente emociones como el miedo, a veces irracional, y en lugar de controlarlo y gestionarlo reaccionamos con enfado. Esta habilidad, la correcta y temprana identificación de nuestras emociones y su posterior gestión, es una de las principales competencias en las que se basa la Inteligencia Emocional que divulgó en 1995 el Psicólogo estadounidense Daniel Goleman, Pero, sobre los distintos tipos de emociones y la inteligencia emocional hablaremos en los próximos posts.

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Las Neuronas Espejo: Un aprendizaje bidireccional

valida tu propuesta de valor

Teorizamos sobre necesidades ajenas

Hoy quiero compartir contigo algo especial. Este mes tuve la oportunidad de impartir un programa de talleres para emprendedores en el Ayuntamiento de Collado Villalba en Madrid. Estaba hablando sobre marketing y de cómo, cuando tenemos una idea de negocio y trabajamos sobre nuestra propuesta de valor, es decir, sobre qué necesidad vamos a cubrir y por qué nuestros clientes o usuarios van a estar dispuestos a pagar por nuestro producto o servicio, lo que estamos haciendo es Teoría de la mente, que como vimos en posts anteriores, es nuestra capacidad de atribuir, pensamientos, intenciones, comportamientos y estados mentales a otras personas o individuos. Esto significa que generamos nuestra propuesta de valor desde nuestra propia experiencia, poniéndonos en lugar de nuestros clientes y teorizando sobre porqué nuestro producto significará para ellos una solución que estén dispuestos a adquirir.

Pero como hablamos en el post sobre este tema, cuando hacemos teoría de la mente, lo que hacemos realmente es empatizar desde nuestra propia y particular visión de la realidad y no necesariamente desde la de nuestros potenciales clientes, razón por la cual, antes de poner en marcha esa propuesta de valor o idea de negocio, deberíamos validarla, y la mejor forma de hacerlo es hablando con los propios clientes, es decir, directamente con aquellos que son los que van a pagar por nuestra solución, poniendo en marcha la escucha activa y analizando así, si lo que nosotros creemos que va a ser una solución para ellos, realmente lo es, y lo más importante para un proyecto de negocio, si esos clientes estarán dispuestos a pagar por ello y cuánto.

Bueno, te sigo contando la historia. Por supuesto, cuando hablé en el taller sobre de teoría de la mente, necesariamente hablé también de las neuronas espejo . Al terminar el taller, se acercó a mi Consuelo, una de las asistentes al taller, y me comentó que conocía el tema de las neuronas espejo. No me sorprendió mucho porqué hay muchos documentales que hablan sobre este tipo especial de neuronas, ya  que están muy relacionadas con el aprendizaje por imitación, pero ella lo conocía por otra razón. Consuelo colaboraba con una asociación de familiares con niños con discapacidades, o vamos a llamarle mejor con capacidades diferentes, y me comentó que conocía programas y tratamientos para trabajar con esos niños basados en las neuronas espejo. Estuvimos hablando un rato y me dijo: «te voy a enviar un video muy bonito sobre la experiencia de unos padres que han trabajado este tipo de tratamiento».

No te voy a contar nada más, porque la razón de este post no es otra que poder compartir contigo ese video que dura poco más de 6 minutos:

 

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Neurociencia y Creatividad

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Como te prometí en el último post, hoy te voy a hablar del proceso cerebral de la creatividad.

La creatividad es un tema que siempre me ha fascinado y que he estudiado con detenimiento. Por eso hoy hablaremos de la creatividad no como algo exclusivamente relacionado con el arte, reservado para grandes artistas o visionarios, sino como algo que todos podemos desarrollar.

El arte es sólo un campo en el que la creatividad juega un papel fundamental, pero la creatividad es algo mucho más universal y que se puede aplicar a cualquier campo de nuestra vida.

Afortunadamente, podemos afirmar que la creatividad es un don que todos los seres humanos poseemos gracias a nuestra maravillosa habilidad innata para imaginar.

Entonces, si todos somos creativos, te preguntarás ¿por qué tantas veces cuando nos enfrentamos a un problema, nos damos, una y otra vez, contra la misma pared y nos vemos impotentes ante la posibilidad de encontrar la solución de una forma diferente o creativa? o ¿por qué cuando las cosas no nos funcionan bien, nos es tan difícil encontrar esa chispa de creatividad que nos permita hacer las cosas de manera diferente e innovadora?

Bueno, esto se debe, por un lado, a una razón innata y evolutiva, ya que la principal función de nuestro cerebro es garantizar la supervivencia de nuestro organismo. Por eso, a través de su evolución, nuestro cerebro se vio en la necesidad de crear bloques de información a los que se pudiera acceder fácilmente para su uso posterior, de forma que cuando nos enfrentamos a una situación y la resolvemos con éxito, la próxima vez que nos encontremos ante una situación similar podamos resolverla rápidamente y con el mínimo consumo de energía posible de forma similar a cómo la resolvimos anteriormente.

Redes sinápticas

Redes sinápticas que guardan la información en nuestro cerebro

Estos bloques, compuestos por redes sinápticas, se recuperan mentalmente cuando un estímulo determina su reaparición y se combinan con otras redes dentro de un contexto. Cuanto más veces resolvemos una situación de la misma manera, más aumenta la rigidez de la estructura de esos bloques de información, porque sus conexiones neuronales o sinapsis se hacen más fuertes y de esa forma van creando lo que llamamos modelos mentales, que utilizamos una y otra vez sin cuestionamos su validez.

 A esto se suma nuestra resistencia natural al cambio. Nuestro cerebro más primitivo, interpreta el cambio como sinónimo de inseguridad, ya que ante lo conocido sabemos cómo actuar y por lo tanto sobrevivir. Por lo que, nuestra tendencia será mantener los modelos establecidos en lugar de desafiarlos.  De esta forma, cada vez que nos encontramos ante un estímulo determinado, nuestro cerebro buscará en nuestros bancos de memoria, la red neuronal –o aprendizaje- que en el pasadoresolvió una situación similar y responderá con rapidez, activando la misma red  y realizando un recorrido similar.

Por otro lado, existe una razón cultural, ya que en la escuela y en nuestra educación siempre se ha cultivado el razonamiento lógico, dándole casi ninguna importancia a realizar esfuerzos para la generación de nuevas ideas.

Para entender cómo funciona el proceso cerebral de la creatividad, en primer lugar te voy a explicar cómo se ordena la información en nuestro cerebro.

El proceso de ordenación de la información en nuestro cerebro no funciona como una biblioteca, donde se coloca un libro ordenado por temas, pero sigue siendo un libro con su información independiente, sino que toda información que entra en nuestro cerebro a través de nuestros sentidos crea una nueva red neuronal que se relaciona de forma inmediata con la información ya existente, formando bloques de información para su uso posterior.

 La ventaja de estos modelos mentales, o bloques de información, es que podemos sistematizar el acceso a ellos y esto nos permite reaccionar rápidamente y con un muy escaso gasto de energía.

Esta habilidad nos ha permitido sobrevivir a lo largo de nuestra evolución, por ejemplo, si oyes el ruido de una frenada en el asfalto, no te pones a pensar de forma objetiva qué tipo de sonido es, si pertenece a un coche o una bicicleta, dónde está sucediendo, si estás al alcance del vehículo o no, etc.,  sino que rápidamente accedemos al bloque de información que relaciona ese sonido con una situación peligrosa e inmediatamente damos un salto para evitar un posible daño.

¡Te imaginas si cada vez que nos enfrentáramos a un estímulo tuviéramos que analizarlo paso a paso  de forma objetiva y relacionarlo explícitamente con otros conocimientos!

Algunos de estos bloques de información se sistematizan de tal manera que nos permiten llevar a cabo tareas, especialmente motrices, de forma totalmente automática, como puede ser montar en bicicleta, conducir, o  desde el punto de vista cognitivo, utilizar las tablas de multiplicar sin tener que hacer la operación en sí. A esto le llamamos memoria procedimental.

Sin embargo, estos bloques de información, tan útiles para nuestra supervivencia, tienen una desventaja y es que, si bien permiten una fácil utilización, una vez que se han formado es muy difícil poder entrar en sus estructuras y modificarlos internamente. Este hecho está muy relacionado con nuestras creencias y muchas veces la rigidez de estas estructuras nos limitan, no sólo nuestra capacidad creativa, sino también en muchos otros aspectos de nuestra vida.

Otra peculiaridad de estos bloques de información es que pueden ser llamados por su título o por la activación de una parte de ellos. Por ejemplo, cuando nos mencionan el nombre de una persona que conocemos –su título-, nuestro cerebro activará toda la red neuronal o bloque de información relacionado con esa persona e inmediatamente evocaremos una imagen mental de esa persona. Pero también si oímos su voz y la reconocemos -una parte de la red neuronal-, inmediatamente tambien se activará toda la red que nos traerá mentalmente el bloque de información relacionado con esa persona. Es como si tocando cualquier parte del conjunto de redes relacionadas, encendiéramos un interruptor que activara todas las neuronas que conforman la red.

Otra variable que marca la rigidez de un modelo es el compromiso emocional que le hayamos asignado a la información cuando la percibimos por primera vez.

Perro que muerde¿Qué es el compromiso emocional? El compromiso emocional es el grado con que una emoción se asocia a un estímulo. Cuando un estímulo es percibido por nuestros sentidos, recorre un camino por nuestro cerebro que, antes de llegar al área  donde se analiza la información de forma objetiva -los lóbulos prefrontales-, pasa por la amígdala, donde el estímulo es evaluado por las fuerzas placer-dolor, produciendo una emoción asociada a la evaluación. Por ejemplo, si la primera vez que nos acercamos un perro,  éste nos muerde y lo interpretamos como una agresión, nuestra amígdala evaluará la experiencia como peligrosa y se producirán unos procesos bioquímicos que llamamos emociones y que se relacionarán con el estímulo, como por ejemplo: susto, miedo o aversión. Dependiendo del dolor y demás circunstancias que rodeen a nuestra experiencia, así será el grado en que dichas emociones se asociarán al estímulo y por lo tanto el compromiso emocional con que se grabará en nuestra memoria. Luego nuestro cerebro lógico ordenará la información, registrando que los perros desconocidos muerden, o incluso puede generalizar, registrando que todos los perros son peligrosos.

Estos bloques de información tienen una estructura que conforma un modelo mental o creencia a la que se va asociando nueva información, pero manteniendo la misma estructura lógica. Si continuamos con el ejemplo del perro, cuando veamos otro perro no nos acercaremos a él, porque “los perros muerden” y la estructura de la red se reafirmará y fortalecerá.

Un proceso similar se produce con todo aprendizaje que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida.

La creatividad consiste justamente en desafiar o producir cambios en las estructuras lógicas de estas redes neurales o modelos mentales, mediante la imaginación. Sólo una vez rotas esas estructuras, la información nueva podrá dar lugar a un nuevo modelo nunca antes pensado.

Desde el punto de vista fisiológico de nuestro cerebro, se suele relacionar el pensamiento creativo con el hemisferio derecho del mismo y el pensamiento lógico con el hemisferio izquierdo y esto tiene una firme base en el hecho de que el hemisferio derecho está totalmente relacionado con la imaginación y la imaginación podríamos decir que es la base de la creatividad, por lo que podríamos decir que el hemisferio derecho es la zona crítica de nuestro cerebro, relacionada con la creatividad y la imaginación y su estimulación nos permitirá desarrollar el pensamiento creativo de una forma más fluida. Sin embargo nunca debemos olvidar que nuestro cerebro trabaja como “un todo” en red y que no podemos  reducir una función tan importante a una zona limitada y específica del mismo.

Para poder comprender la relación del hemisferio derecho cerebral con la creatividad, te invito a ver el siguiente vídeo del Dr. Allan Snyder, Director del Centro para el estudio de la mente de la Universidad de Sidney, donde mediante estimulación magnética transcraneal, desactiva de forma temporal el hemisferio izquierdo cerebral provocando en los sujetos experimentales la utilización del hemisferio derecho para estimular su creatividad.

La evolución de nuestra capacidad creativa a medida que crecemos

Cuando nacemos, lo haces sin modelos mentales ni paradigmas, es el aprendizaje basado en nuestras experiencias, nuestra familia y nuestro entorno cultural el que, junto con nuestra predisposición genética, va dando forma a nuestro cerebro mediante la creación de modelos mentales que van formando nuestro yo. Es justamente la falta de esos modelos preestablecidos lo que hace a los niños tan creativos. Haz la prueba de preguntarle a un niño su opinión sobre un problema complejo y seguro que te dará una respuesta absolutamente no convencional que te proporcionará un punto de partida totalmente diferente para la resolución del mismo.

A medida que vamos creciendo, la presencia de modelos y la educación van haciendo que nuestro pensamiento creativo vaya menguando.

Un estudio realizado, en el que se fueron grabando las frases que llegaban a los niños desde su entorno, demostró que en sus casas recibían 18 frases negativas, limitantes, por cada una positiva y en el colegio la proporción era de 12 a 1.  Estas frases son necesarias para nuestra educación y supervivencia, como por ejemplo, “no hagas eso”, “eso no se puede”, “no toques”, “ten cuidado”, etc.,  pero si no se complementan con la estimulación de la imaginación, esos modelos se harán más fuertes y nuestra capacidad para romper nuestras estructuras mentales se irá atrofiando hasta casi desaparecer, porque en el cerebro, como en el resto de nuestro cuerpo, lo que no usa se atrofia o desaparece.

Todas estas frases van limitando nuestro pensamiento creativo, creando modelos en los que, para ser aceptados por el grupo, es mejor seguir las reglas que desafiarlas. Para evitar esto, en edades tempranas, a partir de los 7 y 8 años, que es la edad en que los modelos aprendidos empiezan a atrofiar el pensamiento creativo, tanto en la escuela como en casa se debería sistemáticamente realizar con los niños ejercicios de estimulación de la imaginación para que la creatividad se mantenga de manera natural a lo largo de toda su vida.

Y es por estas razones que muchas personas adultas creen que no son creativas, porque su capacidad para romper los modelos mentales actúa solamente de forma implícita o inconsciente, haciendo que dicha actuación sea muy pobre en la mayoría de los casos.

Ahora bien, una vez conocido el funcionamiento de nuestro cerebro, es posible buscar técnicas que estimulen la imaginación y la creatividad, de forma que podamos usar estas capacidades de forma consciente y explícita y con el tiempo sistematizar el pensamiento creativo.

El uso consciente de la creatividad

El primer paso para estimular el pensamiento creativo es crear las condiciones necesarias para romper esos modelos mentales que nos limitan. Para ellopodemos empezar por realizar tareas cotidianas de una forma distinta. Por ejemplo, ejercicios tan sencillos como ir a trabajar por un camino diferente, sentarnos a la mesa en un sitio distinto al que lo hacemos habitualmente, pueden ayudar a que nos acostumbremos a romper las estructuras lógicas de nuestros modelos mentales.

Las montañas colgantes de Pandora desafían radicalmente el modelo establecido

Las montañas colgantes de Pandora desafían radicalmente el modelo establecido

«El pensamiento creativo no busca la excepción que confirma la regla, sino la excepción que desafía la regla»

 El siguiente paso que es importante poner en marcha para encontrar una idea, está relacionado con la atención. Cuando buscamos algo, nuestro sistema activador reticular ascendente (SARA), un área del cerebro relacionada directamente con el sistema de atención implícita o inconsciente, se pone en marcha para estar atento a cualquier estímulo que esté relacionado con lo que estamos buscando. Esto lo puedes comprobar fácilmente con el siguiente SARA
ejercicio: Ve a una habitación de tu propia casa, cierra los ojos y pregúntate, por ejemplo, cuántos objetos de determinado color hay en la habitación, posiblemente recordarás alguno, sin embargo al abrir los ojos con el foco de atención puesto en objetos de ese color, encontraremos varios objetos que hasta ese momento ni te habíamos percatado de ellos. Haz la prueba…

 De igual manera, cuando nuestro foco de atención está centrado en un  tema, estaremos atentos a cualquier estímulo o hecho relacionado con ese tema.

Por esta razón, siempre que estemos inmersos en un proceso creativo es conveniente tener a mano algo donde registrar las ideas que nos van surgiendo, incluso durante la noche, porque muchas ideas se nos pueden ocurrir durante el sueño, debido a que cuando soñamos nuestra imaginación carece de los límites del pensamiento consciente.

Todo esto no quiere decir que el pensamiento lógico no sea útil, ni que debamos menospreciarlo ya que el pensamiento lógico es complementario del pensamiento creativo, ya que una vez generada una idea es necesario dotarla de una estructura lógica para poder desarrollarla.

A lo largo de la historia ha habido numerosos investigadores que han  estudiado el pensamiento humano y la creatividad.

Uno de los más importantes pensadores en este campo es el Dr. Edward de Bono, creador

Eduard de Bono - Creador del concepto de Pensamiento Laterial

Eduard de Bono – Creador del concepto de Pensamiento Laterial

del concepto de Pensamiento Lateral. El Dr. De bono propone una serie de técnicas que nos pueden ayudar a romper la estructura lógica de los modelos mentales, como por ejemplo,  la técnica que él denomina: la técnica del azar, que consiste en buscar una palabra en el diccionario al azar. Luego relacionar esa palabra con el problema que se quiere resolver y  una vez que se establece la relación, mediante analogías, buscar soluciones alternativas para el problema en cuestión. El ponernos como punto de partida para la resolución del problema algo que nunca se nos hubiera ocurrido, romperá radicalmente la estructura del modelo mental preestablecido estimulando de esa forma  nuestra imaginación para encontrar soluciones diferentes y creativas.

Los ejercicios de estimulación de nuestras habilidades creativas son la clave para equilibrar nuestra tendencia natural y cultural a la creación de modelos, reducir nuestra resistencia al cambio y abrir nuestras estructuras mentales a la aceptación de nuevas ideas.

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Las Neuronas Espejo: Base Neuronal de la Teoría de la Mente

Como te comenté en el post anterior, hoy te voy a hablar de cómo funciona la teoría de la mente a nivel cerebral.

Giacomo Rizzolatti

Giacomo Rizzolatti – Premio Príncipe de Asturias

A principios de los años ´90 un equipo de investigadores de la Universidad de Parma dirigidos por Giacomo Rizzolatti estudiaban la actividad motora y premotora del cerebro de un grupo wmacacos a los que les habían conectado unos microsensores en neuronas individuales, es decir, en lugar de monitorizar toda el área motora, estaban estudiando el comportamiento de neuronas individuales de la misma. Un día, cuando Leonardo Fogassi, un miembro del equipo de Rizzolatti, trabajaba en el laboratorio, cogió una fruta para llevársela a la boca. De pronto apreció que los sensores detectaban actividad en el cortex ventral premotor del macaco sin que éste estuviera realizando ninguna acción. Al principio, pensó que era un error de los sensores, pero no era así, lo que estaba pasando es que ciertas neuronas del macaco se activaban con el sólo hecho de observar al investigador moviendo el brazo hacia su boca, como si fuera el propio mono estuviera realizando la acción.

Descubrimiento de las neuronas espejo

Descubrimiento de las Neuronas Espejo

Esto llamó poderosamente la atención de Rizzolatti y su equipo y pronto descubrieron que esa actividad se repetía, tanto cuando el propio mono ejecutaba una acción motora como cuando observaba a otros realizando la misma acción, aunque el mismo mono no la estuviera ejecutando en ese momento.

Este tipo particular de neuronas reflejaban o simulaban la misma actividad cerebral que se producía en el cerebro de otros individuos por el sólo hecho de observar esa actividad y por esta razón las llamaron neuronas espejo o especulares.

Este descubrimiento fue una revolución en el mundo neurocientífico, a tal punto que el neurocientífico Vilayanur Ramachandran dijo que este descubrimiento sería para la neurociencias lo que la decodificación del ADN significó para la biología, ya que permitiría conocer el origen biológico de la imitación y la empatía humana y por lo tanto de la cognición social.

Este tipo de neuronas, que primero se descubrieron en las áreas motoras del cerebro y especialmente en el ser humano en el área de Broca, relacionada estrechamente con el habla, luego se fue descubriendo que actúan en diversas zonas del cerebro, siendo responsables del aprendizaje por imitación, de la empatía y por lo tanto de la teoría de la mente, es decir, de la facultad de y atribuir intenciones, pensamientos, emociones y estados mentales a otras personas como si fueran nuestras y que nos permite recrear la subjetividad ajena como propia.

Investigaciones posteriores descubrieron que este tipo de neuronas estaban también estrechamente relacionadas con la interpretación del lenguaje no verbal, ya que con sólo mirar los gestos de una persona podemos detectar estados mentales e intenciones que pueden o no acompañar al lenguaje oral, lo que nos permite identificar gestos, reacciones y emociones en las personas sin necesidad de que las manifiesten verbalmente.

Asimismo, gracias a las neuronas espejo, podemos experimentar el dolor ajeno y evitar acciones que lo provoquen. O por el contrario, sentirnos bien cuando las personas que nos rodean se sienten bien. Por esto, el reconocer las intenciones y el estado emocional de los demás y que éste se refleje en nuestro estado emocional es indispensable para la convivencia en grupos sociales y especialmente para nuestra supervivencia porque nos permite identificar acciones que pudieran resultar un riesgo para nuestra integridad de las que no.

En la piel del actor

En la piel del actor

Además son la base de que podamos disfrutar del cine o teatro, ponernos en la piel de los actores, sentir sus emociones y llorar o reír con ellos como si nos estuviera pasando a nosotros mismos.

Ahora bien, ¿todos los seres humanos tenemos esta capacidad?

En general, en mayor o menor medida, sí, aunque algunas personas la tienen más desarrolladas que otras, por ejemplo, estoy seguro de que conoces personas que son muy intuitivas y que reconocen con gran facilidad lo que sienten o piensan los demás, esas personas tienen una teoría de la mente muy desarrollada. Por otro lado hay personas a las que les cuesta más comprender lo que sienten otros, leer entre líneas o comprender la ironía. También existen deficiencias patológicas de esta facultad o en parte de ella, por ejemplo las personas autistas, que no son capaces de entender las reacciones de los demás, lo que les provoca graves problemas a nivel social. Las personas con síndrome de Asperger, cuya afección les lleva a tener comportamientos sociales que llaman la atención, como no entender las ironías o leer entre líneas (muy parecidos a los de  Sheldon Cooper, uno de los protagonistas de la serie The Big Bang Theory), o los psicópatas que directamente no son capaces de sentir el dolor ajeno.

También es curioso que se trata de  una facultad que podemos desarrollarla con personas individuales, pero que no somos capaces de hacerlo con grupos sociales. Porque en realidad la teoría de la mente lo que hace es replicar la actividad del cerebro de otro individuo y los grupos sociales no tienen un cerebro individual como tal.

Así mismo, al basarse en nuestros modelos mentales, la cultura y el aprendizaje también pueden ejercer una influencia considerable en la teoría de la mente. Por ejemplo, cuando comemos animales de otras especies no solemos reflejar en nuestro cerebro el dolor que éstos pueden experimentar o también, en el caso de personas despreciadas por la sociedad no solemos empatizar con su sufrimiento, por ejemplo las prostitutas, los drogadictos o incluso con personas de otras razas o procedencias, aunque todo cambia cuando tenemos la oportunidad de ponernos en el lugar de un individuo de esos grupos en particular y así poder sentir su sufrimiento  y el de su grupo social.

Por otro lado, los médicos o los psicólogos pueden entrenar su teoría de la mente e inhibir la actividad de sus neuronas espejo para poder desarrollar su profesión sin volverse locos por reflejar el sufrimiento de sus pacientes. Este entrenamiento y capacidad para inhibir la actividad natural de las neuronas espejo, al igual que en el caso de las emociones, se realiza desde los lóbulos prefrontales, por eso, personas con deficiencias en esta capacidad de inhibición o que tienen lesiones en esas regiones cerebrales en ocasiones pueden manifestar síntomas como el repetir sin parar lo que hacen o dicen los demás.

Los conocimientos que aportan los estudios de las neuronas espejo, son también utilizados en otras disciplinas, por ejemplo en el marketing o más específicamente en lo que llamamos neuromarketing. Si realizamos una promoción de un producto que redundará en el bien común o que dañará a la comunidad en general, es posible que podamos adquirirlo o aborrecerlo por nuestra sensibilidad social,  pero tendrá un efecto mucho más efectivo si transmitimos que el producto afecta a una persona en particular con la que los demás podamos sentirnos identificados y sentir lo que esa persona siente, porque nuestras neuronas espejo no pueden replicar lo que siente la sociedad en general, pero sí lo que siente un individuo similar a nosotros.

imitación

Imitación

Las neuronas espejo son la base de la imitación humana y de gran parte de nuestro comportamiento social. Este descubrimiento, que como muchos otros, se produjo de forma accidental, es decir no era el objetivo de los investigadores que lo descubrieron, nos ha permitido entender mucho mejor nuestro cerebro, nuestro comportamiento y nuestra capacidad de aprender y sociabilizar con otros.

Si te has quedado con ganas y quieres ampliar tus conocimientos sobre las neuronas espejo y la teoría de la mente te invito a ver las siguientes conferencias del Fisiólogo español Francisco Rubia y del Doctor Mario Vestfrid  de la Asociación Educar:

“Bases cerebrales de la empatía y la imitación humana”– Dr. Francisco Rubia

“La importancia de la imitación en el aprendizaje”– Dr. Mario Vestfrid

En el próximo artículo te hablaré de un tema que siempre me ha fascinado y que es la creatividad y de cómo funciona a nivel cerebral.

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Teoría de la mente y neuronas espejo

Teoría de la mente

Para explicarte qué es teoría de la mente, te voy a pedir que imagines la siguiente situación:

“Tú vas por la calle y ves salir a un hombre de un bar, se acerca a un coche que está estacionado, y ¡de pronto se detiene!, empieza a tantear sus bolsillos y regresa corriendo al bar de donde había salido, un par de minutos después le ves salir nuevamente, pero esta vez realiza el mismo recorrido hacia el coche, mirando al suelo, hacia un lado y a otro, serio y con los ojos muy abiertos”

¿Qué interpretación le das a esta situación?…

Quizá, lo primero que puedes pensar es que el hombre se da cuenta de que no encuentra algo que llevaba encima, probablemente las llaves del coche, su teléfono móvil o su cartera. Por esa razón, toma la decisión de regresar corriendo al bar para ver si se le había olvidado allí. Al verlo salir nuevamente del bar, mirando al suelo serio y con los ojos muy abiertos, quizás pienses que no ha encontrado en el bar el objeto que echaba en falta, por lo que sale nuevamente muy preocupado buscando con desesperación ese objeto que intuyes que se le había perdido.

A lo mejor se te ha ocurrido otra interpretación de lo que pudo haber sucedido, pero sea cual sea, cuando observamos a otra persona actuar de una forma peculiar, le atribuimos intenciones, pensamientos o estados mentales que le han llevado a actuar de esa manera, ¿verdad? Si no fuera así, el mundo social en el que vivimos nos parecería confuso, y nos daría miedo porque no podríamos comprender por qué actúan los demás de una u otra forma.

Esta habilidad, sumamente desarrollada en los seres humanos, pero que también compartimos, en una escala menor, con otros animales, es a lo que llamamos teoría de la mente.

David Premack

David Premack

El concepto de teoría de la mente fue desarrollado por primera vez con este nombre en 1978 por David Premack y Guy Woodruff y se define como la habilidad que tenemos para  atribuir, pensamientos, intenciones, comportamientos y estados mentales a otras personas o individuos.

¿Te preguntarás porqué le llamaron teoría?

Le llamaron teoría porque es algo que no es directamente observable y que, por lo tanto,  la mayoría de las veces no podemos comprobar si esas atribuciones o inferencias que hacemos son ciertas o no. Por esta razón, decimos que al hacer predicciones, estamos teorizando sobre los estados mentales de los demás, es decir sobre sus pensamientos e intenciones.

Esta habilidad, si bien empezamos a desarrollarla antes del año, no es lo suficiente madura como para manifestarse en los seres humanos hasta después de los tres o cuatro años de edad.

Este hecho puede constatarse mediante el conocido test de Anne y Sally, también llamado “test de la falsa creencia”, donde, a forma de juego, se expone un experimento que consiste en lo siguiente:

Se les pide a unos niños, sujetos de este experimento, que observen la siguiente situación:

Test Anne y Sally

Test de Anne y Sally

Una muñeca, a la que llaman Sally, pone un objeto en una cesta  y luego se va. Cuando Sally no está viene Anne, otra muñeca que coge el objeto que Sally había guardado en la cesta y lo esconde en una caja con tapa que está al lado de la cesta. A continuación vuelve Sally, que no había visto a Anne cambiar el objeto de lugar.

Entonces se les pregunta a los niños: ¿dónde irá a buscar Sally el objeto?

La mayoría de los niños a partir de los 3 o 4 años son capaces de ponerse en el lugar de Sally y atribuirle pensamientos y estados mentales, por lo que dicen que Sally buscará el objeto donde lo dejó, en la cesta, ya que Sally no es consciente de que Anne, la otra muñeca, lo cambió de lugar. Sin embargo los niños menores de esa edad dicen que Sally lo buscará en la caja porque es donde realmente está, siendo incapaces de “leer la mente” de Sally o ponerse en su lugar.

Para que puedas comprender mejor el test, te invito a verlo directamente en el siguiente vídeo de National Geographic:

¿Es ésta una habilidad exclusiva de los seres humanos?

Otras especies de animales superiores también son capaces de reconocer las intenciones de otros, de hecho Premack y Woodruff elaboraron su teoría a raíz de experimentar con primates y por ejemplo, si observas a dos perros jugar podrás ver que son totalmente conscientes de si el otro está jugando a luchar o está luchando de verdad, es decir pueden interpretar las intenciones del otro animal, pero aparte de esto, ningún animal ha sido capaz de superar tests más elaborados.

¿Cuál es la principal importancia de esta habilidad?

Si no pudiéramos desarrollar una teoría de la mente o si lo hiciéramos de manera defectuosa, como pasa en el caso de los autistas, las personas con síndrome de Asperger y otras patologías, no seríamos capaces de establecer vínculos sociales normales con otras personas de nuestra especie, pues no podrías reconocer que las mentes de los demás o sus emociones funcionan como la tuya, lo que te permite desarrollar, entre otras cosas, la empatía, una habilidad que nos permite, no sólo ponernos en el lugar de los demás, sino incluso, sentir lo que sienten otras personas.

«Al simular en nuestro cerebro los procesos cerebrales de otras personas como si fueran propios, podemos realizar una suerte de «lectura de la mente», es decir intuir lo que otros están pensando”

Sin embargo, no debemos olvidar que cuando atribuimos estados mentales, sentimientos o intenciones a los demás, lo que estamos haciendo es teorizando. Esto significa que podemos cometer errores, especialmente en el caso de la empatía, ya que, de alguna forma, todos pensamos que nuestro cerebro es exactamente igual al de otras personas, pero en sentido estricto nuestros sentimientos y emociones sólo se pueden experimentar en primera persona, ya que cada uno de nosotros contamos con un sistema nervioso cerrado, a partir del cual creamos nuestra propia percepción subjetiva de la realidad. A nivel sensorial, por ejemplo, ni siquiera podemos estar seguros de que una persona que se encuentra a nuestro lado  está percibiendo los colores que vemos exactamente igual que nosotros. Sin embargo, todos los organismos de una misma especie vivimos en un medioambiente similar y tenemos un desarrollo fisiológico de nuestro cerebro y sentidos similar. Esto hace posible que podamos compartir información de nuestro entorno y de la forma en que lo percibimos.  Por esta razón, también podemos simular o replicar en nuestro cerebro estados mentales, acciones, emociones y sentimientos ajenos, con el sólo hecho de observarlos en otras personas.

Empatía

Empatía

Esta es la principal razón por la que nos resulta tan difícil empatizar, porque atribuimos estados mentales, pensamientos y sentimientos a otras personas desde nuestros propios modelos mentales, modelos que vamos construyendo a lo largo de nuestra vida, desde nuestra propia percepción subjetiva de la realidad.

Por eso, empatizar requiere adaptar nuestros modelos y estructuras mentales a los de los demás y eso sólo se logra escuchando de forma activa e interesada, de manera que nos permita interiorizar cómo piensan y sienten los demás desde su particular experiencia, y no solamente intentando atribuir estados mentales desde nuestra experiencia propia.

“Todos pensamos y sentimos de manera similar pero no igual, porque cada uno lo hacemos desde nuestros propios modelos mentales, construidos en base a nuestra particular percepción subjetiva de la realidad”

Ahora, quizás te preguntes si, desde un punto de vista neurocientífico, podemos saber cómo funciona a nivel cerebral esta maravillosa habilidad que nos permite sociabilizarnos y hasta de alguna forma “leer las mentes ajenas”

Podemos conocer este proceso debido a un descubrimiento que se produjo por casualidad o  “causalidad”, quiero decir que se descubrió por un acontecimiento no esperado a principios de los años noventa en Parma, Italia:

Las neuronas espejo o neuronas especulares

Pero, como este es un tema amplio te hablaré de ellas en el próximo post.

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Neurobiología de la Motivación

Neurobiologia de la motivacion¿Cuántas veces, cuando te has puesto a estudiar o a leer un libro, tu mente ha sido incapaz de concentrarse, dispersándose con pensamientos o estímulos que nada tenían que ver con el tema que querías aprender?

Como te conté anteriormente, nuestra atención está continuamente cambiando el foco, a lo que llamábamos alternancia de la atención. Esto sucede porque nuestra capacidad de atención está continuamente preparada para percibir cambios en el entorno – detectar peligros o posibles recompensas- lo que permite a nuestro cerebro realizar su principal función que es garantizar nuestra supervivencia.

La memoria es la base del aprendizaje y sabemos que “sin atención no hay memoria”, pero ¿cómo podemos mantener la atención focalizada en un tema cuando estamos continuamente “bombardeados” por millones de estímulos tanto desde nuestro entorno como desde nuestro mundo interior?

¡ Es aquí es donde entra en juego la motivación!

La motivación, como DBA -dispositivo básico del aprendizaje-, desempeña un papel imprescindible en los otros dos DBA -atención y memoria-. Durante el proceso cerebral de lo que llamamos motivación o circuito motivacional se genera un neurotransmisor llamado dopamina, este neurotransmisor tiene una importancia fundamental tanto para mantener el foco de atención sostenido en el tiempo como para fijar los aprendizajes y conocimientos en nuestra memoria a largo plazo. Sin embargo es curioso que en la escuela y en la mayoría de los programas de estudio tradicionales no se le dé la importancia que debe tener, aún hoy seguimos oyendo aquello de que “la letra con sangre entra”, utilizando únicamente la repetición y el esfuerzo como factores de potenciación del aprendizaje pero dejando a un lado, o dándole muy poco importancia, a un factor muchísimo más potente que es la motivación.

«La motivación no es la responsable de captar nuestra atención sino de mantenerla sostenida en el tiempo»

Etimológicamente la palabra motivación significa “motivo para la acción” y a nivel cerebral se refleja en la percepción de un estímulo que es interpretado por nuestro primer filtro, el sistema activador reticular ascendente (SARA), como algo de interés para nuestra supervivencia.

Una vez que el SARA ha permitido pasar la información –recuerda que filtra aproximadamente el 95% de los estímulos percibidos porque los considera intrascendentes para nuestra supervivencia-, el estímulo recorre su camino a través de las llamadas vías dopaminérgicas que comienzan en el área tegmental ventral y el sistema amigdalino donde es nuevamente evaluado por las llamada fuerzas placer-dolor, donde si es identificado como posible fuente de dolor -peligroso para nuestra supervivencia- el estímulo es rechazado automáticamente y guardado en nuestro banco de memoria amigdalino para no repetir acciones que nos puedan enfrentar a estímulos similares, mientras que, en el caso de que nuestro sistema amigdalino lo interprete como una posible recompensa o fuente de placer, la información seguirá su camino hasta el principal núcleo cerebral liberador de dopamina, el núcleo accumbens. 

Aquí, creo que es interesante parar para explicarte qué es la dopamina. La dopamina es un neurotransmisor que se almacena en las terminales nerviosas de la neurona, hasta que un impulso nervioso hace que sea liberada y captada por los receptores de dopamina de otra neurona. Controla los sistemas encargados de activar los centros responsables de la actividad motora y los centros del placer. Funciona como una zanahoria que nos anima a sortear obstáculos en busca de una recompensa. Es un excelente potenciador de la atención y la memoria, fijando los conocimientos, y por tanto, desarrolla un papel preponderante en el aprendizaje. Se le conoce popularmente como el neurotransmisor del placer y de la felicidad, sin embargo para ser más exactos deberíamos referirnos a él, como el neurotransmisor de la anticipación del placer ya que es el responsable de crearnos esa tensión que sientes antes de un acontecimiento importante o de conseguir una recompensa.

Soy el rey del mundo

De esta forma la información que lleva el estímulo se “empapa” de dopamina, lo que genera la producción de otros neurotransmisores, como la noradrenalina y la adrenalina, que incrementan la tensión y nos mueven a la acción desde nuestras áreas motoras para conseguir la recompensa.

Todo este proceso neurobiológico hace, que cuando la información llegue a nuestros lóbulos frontales, para ser analizada de forma racional, nuestro cerebro esté impregnado de estos neurotransmisores y por lo tanto actúen como un “combustible” que mantendrá nuestra atención sostenida y hará que no sintamos esa sensación de esfuerzo que, debido al alto consumo de energía que requiere, sentimos cuando analizamos racionalmente una información que no consideramos útil para conseguir una recompensa, y todo esto permitirá guardarla en nuestra memoria a largo plazo sin esfuerzo y  fácilmente, alterando incluso nuestra percepción del tiempo, haciendo que las horas parezcan minutos y los minutos segundos.

«Cuando nuestro sistema amigdalino evalúa un estímulo como peligroso, lo guarda en nuestra memoria a largo plazo con el fin de no repetir acciones que nos enfrenten a estímulos o situaciones similares que nos puedan producir dolor, por el contrario, si nuestro sistema amigdalino lo evalúa como una posible recompensa, lo guardará en nuestra memoria a largo plazo para poder repetir acciones que nos conduzcan a estímulos similares y así obtener recompensas que nos puedan producir placer»  

Circuito cerebral de la motivacionEsta liberación de dopamina, por otro lado, “contamina” de alguna manera la información para que cuando sea analizada racionalmente, lo hagamos con ilusión, lo que provoca que en muchos casos solo veamos cosas positivas en ella. Es lo que nos pasa, por ejemplo, cuando nos enamoramos. Durante el proceso del enamoramiento se generan grandes cantidades de dopamina y eso hace que veamos en la persona de que nos enamoramos sólo cosas positivas e ignoremos sus defectos. Solamente cuando bajan esos niveles de dopamina empezamos a ver la realidad tal como es.

Finalmente, cuando obtenemos la recompensa, ya sea, que se trate de haber aprendido algo nuevo, conseguido un objetivo o satisfecho una necesidad se obtiene una agradable sensación de relajación producida por otro neurotransmisor llamado serotonina. La serotonina produce un estado mental de relajación en el que la calma y la serenidad predominan y favorece a la razón sobre la emoción. Los niveles altos de serotonina producen calma, paciencia, serenidad, control de uno mismo, adaptabilidad y un humor estable.

Y así se completa el proceso cerebral de la motivación que la psicología clásica ya viene estudiando ampliamente desde hace mucho tiempo y que refleja de la siguiente manera:

  1. Se crea una tensión por la aparición de un deseo para la satisfacción de una necesidad –neurobiológicamente se genera dopamina
  2. Esa tensión nos mueve a la acción para obtener la recompensa que satisfaga esa necesidad –neurobiológicamente se genera adrenalina y noradrenalina
  3. Se obtiene la recompensa y se satisface la necesidad –neurobiológicamente se genera serotonina

Para que puedas recordar el proceso más fácilmente puedes utilizar el acrónimo DAS, que algunos autores utilizan como mnemotecnia para definir el proceso:

Deseo                 Dopamina

Acción                Adrenalina

Satisfacción       Serotonina

De todo esto se desprende que la motivación en sí es un proceso interno de las personas, no obstante existen factores externos motivacionales que podemos utilizar para generar ilusión y encender ese motor interno que despierta la curiosidad y pone marcha el proceso interno de la motivación.

Hay una frase del escritor y filósofo alemán Johann von Goethe que me gustaría compartir contigo, y que resume nuestro papel en la motivación de los demás:

«Trata a un hombre como lo que es, y seguirá siendo lo que es

trata a un hombre como lo que puede llegar a ser,

y se convertirá en lo que puede llegar a ser» 

Si esta información te ha motivado y quieres saber más, te invito a ver las siguientes conferencias del Dr. Mario Vesftrid: «Neurobiología de la motivación» y del Dr. Sergio Mora: «La adicción a las drogas, un aprendizaje patológico», esta última habla de cómo las adicciones utilizan el mismo circuito de la motivación y te ayudará a comprender muy bien este proceso cerebral:

Dr. Mario Vestfrid: Neurobiología de la Motivación

Dr. Sergio Mora: La Adicción a las Drogas, un Aprendizaje Patológico

Más adelante te contaré más sobre la motivación y sobre las teorías psicológicas que la explican.

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